Aunque todos sabemos lo que debemos comer para mantenernos en el peso y no engordar durante las vacaciones, son muy pocos los que cumplen con las pautas que médicos y nutricionistas aconsejan para tal fin. Manuela Verdejo, de la clínica Dalystetic (www.dalystetic.com) hace un repaso por 6 reglas de oro que, llegado el verano, es recomendable adquirir para evitar el efecto rebote y también para cuidar nuestra salud a través de la alimentación, a modo de prevención de enfermedades.
1. Obtención de energía. Esto se consigue principalmente, consumiendo en abundancia gran número de vegetales, frutas, verduras, hortalizas, legumbres y frutos secos, estos últimos indispensables para ello, además de por su alto contenido en fibra. Por ejemplo, podemos añadir piñones o nueces a nuestras ensaladas así como semillas (de amapola, amaranto, lino dorado o sésamo). En cuántos a la fruta y vegetales, recomienda consumir cinco raciones al día de cada, a ser posible crudas y con su piel, aunque para no caer en la rutina, bien puede servir en ocasiones la preparación de licuados a los que añadir raíz de jengibre u cúrcuma.
2. Al rico cereal. Ojo, sobre todo con los integrales. Evita los industrializados, los productos refinados, la pasta y el pan blanco… y cámbialos por la quinoa, el mijo, el arroz rojo salvaje, el bulgur, la espelta, el teff o la kasha (trigo sarraceno). Estos nos aportan fibra e hidratos de carbono completos, los cuales debemos consumir a diario. Para el desayuno, no está de más optar por el salvado de trigo o avena, excelente para ayudar a bajar los índices elevados de colesterol en sangre.
3. La importancia del oro líquido. Fuente imprescindible de grasas saludables y Omega-3, es fundamental en nuestra alimentación un buen aceite de oliva virgen extra en botella de cristal y prensado en frío, para la elaboración y aderezo de toda clase de platos.
4. Mucha proteína. Otro componente necesario para nuestro organismo, que nos ayudará a reparar y crear músculo entre muchas otras funciones es la proteína. Siempre y cuando podamos, debemos obtenerla de carnes blancas y magras como el pavo o el pollo, y limitar el habitual exceso de carnes rojas. También es aconsejable aumentar las piezas de pescado a la semana, en especial el azul (salmón, anchoas, trucha, sardinas…) por su demostrada capacidad para evitar problemas cardiovasculares. Los huevos son siempre bienvenidos como la compra moderada de lácteos, procurando escoger los descremados. Para la regeneración de la flora intestinal y el buen funcionamiento del sistema inmune, no deben faltar tampoco los fermentados como el kéfir, en especial el de agua o leche de cabra, que poblarán nuestro organismo de bacterias sumamente beneficiosas para la salud.
5. Adiós a la fast food. Aunque una hamburguesa, una pizza o un perrito caliente son siempre una tentación a la que es difícil renunciar, en realidad podemos comerla pero no en cantidad, siempre y cuando la hagamos en casa y con productos frescos y de temporada que realcen el sabor, aroma, color y textura, evitando lógicamente, aquellas que solemos pedir por teléfono bien por pereza o falta de tiempo. También deben desterrarse los fritos y los productos refinados como el azúcar blanco, que se puede sustituir por stevia, miel, panela o sirope de agave, si bien ya lo obtenemos de la fructosa que contienen las frutas que tomamos a diario.
6. El agua, fuente de la vida. Absolutamente necesaria, es el auténtico motor del cuerpo humano. La recomendación de 2 litros de agua es aproximada y cada persona debe beber cuando sienta la necesidad, pero intentando acercarnos a esa medida. El vino, siempre con moderación y en las comidas.