El Bisfenol A, conocido también bajo las siglas BPA, es un químico que se utiliza en la fabricación de plásticos, latas, tickets de compra e incluso en algunos productos relacionados con la puericultura como los biberones.
No solo alertó sobre ello la Organización Mundial de la Salud, que ve con preocupación cómo las analíticas arrojan que un alto porcentaje de la población tiene este compuesto en los restos de orina, sino que los últimos estudios hacen pensar que está aún mucho más presente de lo que se pensaba años atrás.
De hecho, estos han comenzado ya a relacionar este tipo de químico y los productos que los contienen con dolencias como el cáncer, el daño cerebral (sobre todo si una embarazada se expone constantemente a él), e incluso algunos problemas hormonales. Es lo que se llaman los disruptores endrocrinos.
Pese a que la concienciación va lenta, los expertos se contentan con el hecho de que empiezan a darse los primeros pasos para eliminar este producto de la cadena alimentaria y sus recipientes. Empresas como la famosa Campbell, conocida gracias a Warhol, ha anunciado que a partir de ahora este químico está retirado de sus latas.
Profesionales como el Doctor Nicolás Olea, de la Universidad de Granada, habla de los disruptores endocrinos como “sustancias químicas, de contaminantes ambientales, generalmente hechas por el hombre y la industria del hombre y que una vez dentro del organismo modifican el equilibrio de las hormonas. Las hormonas, como se sabe bien son mediadoras químicos que conectan un órgano con otro y mandan o son señales químicas. Estas señales químicas pueden ser interferidas, aumentadas, disminuidas por otro compuesto químico que utiliza o que se planta en su lugar. El fenómeno es que hay algunas consecuencias biológicas de esa interferencia”.
El problema, en muchos casos, es la sobre exposición a la que la población está sometida sin apenas saberlo a este tipo de productos químicos que pueden alterar el equilibrio hormonal.
Y mucho más cuando se trata de algo tan común como las botellas o jarras de agua, elementos de nuestro día a día que poca gente puede eliminar de sus rutinas y que afectan a todo ratio de edades ya que se consumen durante toda la vida. Casos como las jarras de la empresa gallega Alkanatur, apuestan por la eliminación este tipo de componentes tal como ha certificado el propio IBS.