Durante los días tórridos del verano, necesitamos algo más que bronceador para protegernos del sol. Nos hace falta hidratarnos el doble, bebiendo al menos 4 litros de agua al día, o incluso alguno más. Pero a veces nos cuesta, porque consumir tanto volumen de agua puede llegar a ser algo monótono. Zumos, refrescos, bebidas azucaradas sin gas… un sinfín de opciones para refrescarnos. Pero siempre podemos optar por tomar aquella bebida más saludable, menos manipulada, más natural y que aporte algo bueno a nuestro organismo: el agua de coco.
-El agua de coco es muy rica en electrolitos naturales. Contiene cinco electrolitos esenciales: potasio, calcio, sodio, magnesio y fósforo, que ayudan a la reposición de los minerales perdidos y a mantener el equilibrio hidroelectrolítico del cuerpo. Esto hace que beber este agua de coco sea una buena opción tras la realización de algún deporte o actividad física.
-Fuente importante de potasio. Ofrece energía para el cerebro y los músculos ya que contiene 295 mg. de potasio, más que un plátano, lo que regula los latidos del corazón, la presión arterial y la función muscular, además de mejorar el conocimiento cognitivo.
-Rica en vitaminas, aminoácidos, enzimas, antioxidantes y fitonutrientes: complejo de vitaminas B, minerales y oligoelementos, como el zinc, selenio, yodo y azufre.
-Bajo aporte de calorías: tan solo 46 calorías por vaso y su contenido en azúcar es una quinta parte del de otros zumos naturales de frutas. Ayuda a controlar la diabetes, acelera el metabolismo y favorece la pérdida de peso.
-Fuente natural de vitamina C. Como muchas otras frutas tropicales, el coco es una buena fuente de vitamina C y en el agua de coco encontramos hasta 25 mg de esta vitamina, que supone el 31% de la RDA (Cantidad Diaria Recomendada).
Por todos esto, el agua de coco Vita Coco no puede faltar en tu nevera este verano pues tiene propiedades antioxidantes, mantiene el cuerpo bien hidratado y estimula las defensas para afrontar el frío invierno en plena forma. Contiene cinco electrolitos esenciales: potasio, calcio, sodio, magnesio y fósforo, que ayudan a la reposición de los minerales perdidos tanto si estamos acatarrados como si no en nuestra actividad diaria.